20 de Noviembre

“¡Si tú eres el rey de los judíos, sálvate!”

(Lc 23, 37)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Llegamos hoy al final del año litúrgico con la fiesta de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo. Fiesta que nos revela que la verdadera grandeza de Jesús no radica en sus milagros o en sus capacidades, sino en su entrega y sacrificio en la cruz. Momento crucial que abraza por amor al Padre y a cada uno de nosotros, pese al sufrimiento que implicó para Él. Fiesta que nos enseña también que la verdadera realeza está en el aprender a dar nuestra vida por los demás, es decir, en el amor, el servicio, la donación que podemos ofrecer desde los pequeños gestos que vivimos cada día. Pidamos al Señor que al concluir este año litúrgico, nosotros también aprendamos reinar como él, a servir con alegría aún en medio de nuestras enfermedades, dolores, tristezas o sufrimientos. 

 

Reflexionemos: ¿Qué nos enseña la realeza de Jesús?, ¿cómo podemos reinar con Él?

 

Oremos: Gracias, Señor, por enseñarnos que la verdadera realeza está en el aprender a dar nuestra vida por los demás, y no tanto en el poder o las riquezas materiales que podamos alcanzar. Amén. 

 

Recordemos: Cristo reina en nuestra vida desde su entrega amorosa en la cruz.

 

Actuemos: Preguntémonos en este día que nos enseña la realeza de Jesús.

 

Profundicemos: La verdadera realeza de Jesús está en el amor y su entrega total por la humanidad en la cruz (Libro: Caminando con Jesús. Vía crucis juvenil).

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