“Salía de Él una fuerza que los curaba a todos”
(Lc 6, 19)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
El evangelio de hoy nos permite adentrarnos en la actividad misionera de Jesús y en aquello que probablemente realizó en los primeros años de su vida pública. Jornada marcada en primer lugar, por la oración y el encuentro vital con el Padre en la montaña. Una oración que inicia en la noche pero que al amanecer lo lleva a la acción, al elegir a sus discípulos. Dicho encuentro con Dios, le ayuda a clarificar la misión que está llamado a realizar. Misión que lo mueve a bajar de nuevo de la montaña junto a sus seguidores, para ir al encuentro de las necesidades reales de las personas que lo buscaban: “Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades”. Pidamos al Señor, en este día la gracia de aprender a unir nuestra vida mucho más a Dios a través de la oración, especialmente ante las grandes decisiones que debemos tomar a diario. Así mismo, la capacidad de solidarizarnos más con las necesidades de quienes nos rodean.
Reflexionemos: ¿Compartimos con Dios en la oración las decisiones que tomamos?, ¿la oración nos mueve a ser más solidarios y atentos con quienes nos rodean?
Oremos: Señor, Jesús, despierta en nosotros la necesidad de encontrarnos cada día contigo en la oración e iluminar desde ella, todas las acciones y las actividades que realizamos. Amén.
Recordemos: La oración es el alimento principal que nutre nuestra vida de fe.
Actuemos: Reservemos en este día un momento especial de nuestra jornada para subir a la montaña, encontrarnos a solas con Dios y confiarle las realidades que vivimos.
Profundicemos: La oración es el respiro que oxigena nuestra alma y nos da las luces necesarias ,para vivir todo lo que hacemos y compartimos con sentido (Libro: La oración. El respiro de la vida nueva).