13 de Agosto

“No impidan a los niños acercarse a mí; De los que son como ellos es el reino de los cielo”

(Mateo 19, 13-15)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Hoy en el Evangelio, Jesús, hace un llamado a sus discípulos para que no restrinjan el acceso de los pequeños a ÉL, es decir, traduciéndolo en un sentido más amplio, no solamente se refería a los niños, sino a los humildes, a los pecadores, los necesitados de su salvación divina. Por lo tanto la Palabra de Dios nos invita a hacer partícipes a todos los hombres y mujeres de esta llamada del Señor.

En consecuencia la manera de testimoniar nuestra vida cristiana, es asumiendo los mismos sentimientos y las mismas actitudes de Jesús hacia la humanidad, es decir no excluyendo, discriminando o condenando, porque el Salvador del mundo no vino a condenar, sino a buscar la salvación de todos. Seamos humildes para reconocer que también estamos caminando hacia la santidad y humildad para ayudar a otros a encontrarla.

¿Qué hacemos cada día para ser como esos niños que poseen el Reino de los Cielos?

 

Oremos: Espíritu Santo, ayúdanos a saber escuchar y a sentir tu santa presencia con la sencillez de un niño.

 

Recordemos: “No impidan a los niños acercarse a mí; De los que son como ellos es el reino de los cielo”.

 

Actuemos: Los niños son siempre un desafío para nosotros. ¿Soy uno de esos que siempre traigo niños a Jesús, o como los discípulos que los alejan, por una u otra razón? 

 

Profundicemos: El Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos/as” Pero hemos perdido nuestra inocencia, la confianza en Dios es débil, no experimentamos mucha alegría en nuestra vida. Ayúdanos, Señor, a convertirnos de nuevo en un niño confiado ante ti, porque nada es imposible para ti. 

 

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