“Les habló mucho rato en parábolas”
(Mt 13, 3)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Una de las formas más sencillas que Jesús encontró para dirigirse a todos aquellos que escuchaban sus enseñanzas fueron las parábolas. Pequeñas historias tomadas de la vida cotidiana, que ayudaban a sus oyentes a identificarse con aquello que Jesús quería comunicarles, como la parábola del sembrador que narra el evangelio de este día. La cual transcurre en un ambiente natural y a través de los diferentes tipos de terrenos que menciona la parábola, quiere ayudarnos a reconocer como actúa la semilla de la Palabra que Dios siembra en nuestra corazón, y la manera como la acogemos o no, en nuestra existencia. Aprovechemos esta jornada para volver sobre ella, preguntarnos con cual tipo de terreno nos identificamos y reconocer los frutos que despierta en nosotros.
Reflexionemos: ¿Cómo acogemos en nuestra vida la Palabra de Dios?, ¿cómo podemos relacionarnos más con ella?
Oremos: Enséñanos, Señor, abrir cada vez más nuestra mente y nuestro corazón a tu Palabra. A hacer de ella, la fuente de inspiración y el alimento que de sentido a todo cuanto emprendemos. Amén.
Recordemos: Ser parte de la familia de Jesús es comprometerse a poner en práctica sus enseñanzas.
Actuemos: Reservemos en esta jornada un momento especial para orar con la Palabra de Dios, y meditar la manera cómo vivimos y podemos mejorar mucho más nuestra relación con ella.
Profundicemos: El Evangelio nos ofrece historias maravillosas, que nos ayudan a darle sentido a las diferentes realidades que vivimos (Libro: Relatos del Evangelio que iluminan la vida).