20 de mayo

“Este es mi mandamiento: ámense los unos a los otros”

(Juan 15, 12-17)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

San Juan nos regala en este día la síntesis del dialogo que Jesús tuvo con sus discípulos la última noche de su vida terrena. Allí Jesús desveló el significado pleno de Su vida, no solo a ellos sino también a quienes hoy tenemos la dicha de seguirlo, porque para él todos estábamos allí, veía nuestros rostros y a cada uno nos entregaba su vida y su amor..

Hermano, el amor de Dios no es ilusión, es la realidad más real de todas las realidades: Dios se revistió de nuestra fragilidad para revestirnos de su divinidad; y con su propia Sangre pagó el precio de nuestro rescate. ¿Quién puede dudar de este amor tan cercano, tan concreto, tan real? Escucha lo que te dice hoy: fui yo quien te escogí, y te destiné para vayas y des fruto…Te llamo amigo…

Que el Espíritu Santo nos otorgue la gracia de acoger el amor que Dios hoy gratuitamente nos ofrece.

 

Preguntémonos: ¿Me siento amado por Jesús así como soy? ¿Quiero amar a los otros como Jesús me ama a mí?  ¡No hay nada más real y más grande que tu amor Señor! 

 

Oremos: Gracias Jesús nos has dado todo de Ti: tu vida, tu amor, tu Padre, tu cielo, y quieres que a través de nosotros tu amor se expanda en el mundo. No permitas que nuestra vida quede fuera de tu Corriente de amor Señor! Amén.     

 

Recordemos: Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace el amo.

 

Actuemos: Quiero acoger a toda persona como un don que el Señor me regala para que viva en el amor como Él nos ha enseñado. 

 

Profundicemos: La mejor manera de descubrir si amamos a Dios, es ver cómo amamos a nuestro prójimo. Santa Teresa de Calcuta. 

 

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