San Pío V, Papa.
Vieron a Jesús que caminaba sobre el lago
Permitamos que la Palabra del Señor toque nuestra vida
Después de la multiplicación de los panes, los discípulos se embarcaron a Cafarnaúm y Jesús fue al monte a orar. Ellos, afrontaron el lago de noches confiados que vencerían cualquier dificultad, pero el viento soplaba tan fuerte que la barca fue azotada por las olas. Mientras Jesús habla con el Padre ve como ellos luchan en vano contra la tempestad, siente compasión y baja a socorrerlos caminando sobre el lago; pero ellos que aún no reconocen el amor de Jesús por ellos y su gran poder; se asustan y piensa que es un fantasma.
Al verlos tan asustados, Jesús les dice: «Soy yo. No teman.» Y enseguida les hizo llegar a la orilla. Ellos habían abandonado a Jesús, pero Jesús no los ha abandonado a ellos. Jesús no nos abandona jamás: aunque no le tengamos en cuenta está siempre ahí! Aunque le rechacemos, El en cada instante nos cuida y protege con amor. Si lo creyéramos de verdad, viviríamos confiados en medio de cualquier dificultad: ¡Jesús está conmigo, no temo!
Al mirar mi historia descubro con cuánta ternura el Señor me ha acompañado paso a paso, encuentro tantos motivos para sentirme seguro de su amor y su poder.
Reflexionemos:
Preguntémonos: ¿Cuáles son mis temores más frecuentes? ¿En quién pongo mi confianza? Señor tienes sobre mi tu mano!
Oremos:
Gracias amado Jesús porque aunque nos olvidemos de ti o rechacemos tu amor Tú permaneces a nuestro lado como el centinela fiel; comprendes nuestra terquedad, fragilidad y autosuficiencia; no permitas que cerremos el corazón a tu amor; ayúdanos a sentirnos seguros en tu amor. Amén.
Recordemos:
Habían, pues, avanzado como unos cinco kilómetros, cuando vieron a Jesús que caminaba sobre el lago y se acercaba a la barca, y se llenaron de temor. Pero Jesús les dijo: “¡Soy yo! ¡No tengan miedo!”.
Actuemos:
En cualquier momento de dificultad, oscuridad o tempestad recuerdo que el Señor me sostiene con su amor y su poder.
Profundicemos:
En los momentos oscuros, en los momentos de oscuridad, “nuestra fe es pobre y nuestro camino puede ser perturbado, bloqueado por fuerzas adversas”, afirmó también Francisco. Pero Jesús “lo sabe”, e “incluso antes de que empecemos a buscarlo», aseguró, «Él está presente junto a nosotros”. “Y levantándonos de nuestras caídas, nos hace crecer en la fe”.