«El Santísimo Nombre de Jesús.
El pueblo que andaba en tinieblas vio la luz de un gran día».
(Mateo 4, 12-17. 23-25)
Celebramos hoy con profundo gozo el Santísimo nombre de Jesús, nombre bendito que nos trae salvación, aleja de nosotros el mal y nos colma de alegría.
El evangelio nos deja conocer el comienzo de la misión de Jesús, en Galilea habitada también por pueblos paganos. Por ello Mateo expresa estas palabras: “El pueblo que andaba en tinieblas vio la luz de un gran día”. Allí Jesús comenzó su misión invitando a todos a la conversión: “Vuelvan a Dios, porque ya llega su reinado”.
El reino de Dios es la Persona divina de Jesús enviado por el Padre para salvar la humanidad del pecado y todos los males que de el derivan. Por ello, Jesús recorre pueblos y aldeas enseñando, sanando toda enfermedad liberando de toda esclavitud; y de todos los pueblos acudían a Él.
Reflexionemos:
¿Y yo acepto a Jesús como mi salvador? ¿Le doy espacio en mi corazón y confío en su poder? Jesús atráeme no quiero vivir lejos de tu amor y de tu gracia!
Oremos:
Amado Jesús, al celebrar tu Nombre bendito, reconozco lleno de gratitud tu presencia viva en mí. Ayúdame a centrar mi corazón en Ti para poder vivir como Tu nos has enseñado. Amén.
Recordemos:
Y le llevaban todos los que sufrían de diferentes enfermedades y estaban aquejados de diversos males, afligidos por el demonio, lunáticos y paralíticos, y Él los sanaba.
Actuemos:
Cada vez que escuche o pronuncie el Nombre de Jesús, renuevo mi deseo y compromiso de vivir como Él nos enseñado.
Profundicemos:
“Yo Soy el Camino, La Verdad y la Vida, nadie viene al Padre sino a través de mi”