“El más pequeño de ustedes es el más importante” (Lc 9, 48)
Como seres humanos buscamos ser reconocidos por lo que hacemos a favor de los demás. Tal es el caso de los discípulos en el evangelio de hoy, que pese a estar más de cerca a Jesús y escuchar de cerca sus enseñanzas sobre el Reino, buscan otro tipo de reconocimientos. Jesús se da cuenta de ello y los invita a acoger su mensaje con la sencillez, la humildad y la confianza de los niños: “El más pequeño de ustedes es el más importante”. Así mismo, los invita a centrar sus intereses en los pequeños del Reino: “El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado”. Jesús llama a sus discípulos y a nosotros hoy, a identificar que el verdadero reconocimiento no está en el poder o en las riquezas que nos ofrece el mundo, sino en el servicio, el amor y la acogida que damos a los menos favorecidos. Lógica que nos descentra de nuestras pretensiones personales, para abrirnos a la novedad del Reino y dar un lugar importante a los demás en nuestra vida.
Reflexionemos:
¿Buscamos reconocimientos personales?, ¿qué llamado nos deja el evangelio de este día?
Oremos:
Ayúdanos, Señor, a ser humildes y sencillos como los niños. A no buscar ser reconocidos por lo que tenemos sino por aquello que podemos compartir con los demás.
Recordemos:
Nuestro mayor reconocimiento está en el amor y la acogida que damos a los demás.
Actuemos:
Aprovechemos esta jornada para salir al encuentro de alguna persona que pase necesidad o necesite de nuestra ayuda o consejo.
Profundicemos:
Acoger a Jesús como niños, es aprender a confiar en Dios a cada momento de nuestra vida (Libro: Reflexiones en el camino).