“Intentaban retenerlo para que no se les fuese” (Lc 4, 42)
Iniciamos septiembre, mes que nuestra Iglesia dedica de manera especial a la Biblia. Aprovechemos este tiempo para orar más con ella, conocerla y llevar sus enseñanzas a nuestra existencia. Hoy el evangelio nos lleva nuevamente a Cafarnaún, para ser testigos de la curación de la suegra de Pedro y de todos los enfermos que con fe buscaban a Jesús para que los sanara: “Él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”. Pese a ser sanados, las personas querían retener a Jesús para que no se fuera de su territorio. Pero él, les deja claro que su misión también necesita llegar a otros lugares: “También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado”. Tal vez como los habitantes de Cafarnaún, nosotros también nos apegamos a las personas y queremos retenerlas a nuestro lado, por la seguridad o el bienestar que nos brindan. Si bien, su ayuda es importante para nosotros, debemos aprender a valernos por nosotros mismos y no depender tanto de ellas. Pidamos al Señor, en este día la capacidad de no ser tan dependientes de los demás.
Reflexionemos:
¿Nos apegamos a las personas que nos ayudan?, ¿qué enseñanza nos deja el evangelio de este día?
Oremos:
Gracias, Señor, por las personas que pones a nuestro lado y nos ayudan cuando más lo necesitamos. Enséñanos a contar con ellas, sin ser dependientes de aquello que puedan brindarnos. Amén.
Recordemos:
Jesús nos invita a confiar y apoyarnos en las personas, pero sin volvernos dependientes de ellas para alcanzar nuestro bienestar.
Actuemos:
Aprovechemos este día para mirar nuestra vida, y ver si somos dependientes de los demás.
Profundicemos:
Muchas veces nos volvemos dependientes de los otros porque no hemos sabido reconocer nuestros propios dones y capacidades (Libro: En busca de la felicidad ).