“Hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos” (Mt 19, 12)
En este día en que celebramos la fiesta de santa Rosa de Lima, el evangelio nos lleva, a través de la pregunta de los fariseos sobre la legalidad del divorcio, a reconocer no solo la importancia del matrimonio, sino también del celibato. En el tiempo de Jesús, tener hijos y formar una familia era una necesidad vital dentro de su entorno cultural, por lo que elegir ser célibe como él, por el Reino de los cielos era algo novedoso y revolucionario. Sin embargo, algunos hombres lo eran, no tanto por elección propia sino por circunstancias ajenas a ellos, como los eunucos: “Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres”. Dentro de esta realidad del celibato, Jesús enseña a sus discípulos como este, es ante todo un don de Dios y una exigencia necesaria para quienes como él, quieran consagrar su vida por entero al servicio del Evangelio: “No todos pueden con eso, solo los que han recibido ese don”. Pidamos al Señor, en este día por todos los hombres y mujeres que se hacen célibes por amor al Reino de los cielos y dedican todas sus fuerzas y energías a servir con amor y alegría a los demás.
Reflexionemos:
¿Cómo podemos vivir la fidelidad por el Reino desde nuestro estado de vida?, ¿qué enseñanza nos deja el evangelio de este día sobre el valor del matrimonio y del celibato?
Oremos:
Santa Rosa de Lima, ayúdanos a poner como tú, toda nuestra capacidad de amar, sueños, fuerzas y energías al servicio del Evangelio. A descubrir la gran alegría que trae compartir gratuitamente nuestra vida con los demás. Amén.
Recordemos:
El celibato es un regalo que recibimos de Dios.
Actuemos:
Oremos en este día por todas las personas que han consagrado su vida al servicio del Evangelio.
Profundicemos:
La vida de santa Rosa de Lima nos enseña el gran valor de consagrar nuestra vida por entero a Dios (Libro: Santos de tenis y jeans).