“Creyó él con todos los de su casa” (Jn 4, 53)
El evangelio de este cuarto lunes de cuaresma nos lleva de nuevo a Galilea para contemplar el segundo signo que Jesús realiza en Caná, donde convierte el agua en vino. Un funcionario de la corte de Herodes le pide que baje a Cafarnaún para curar a su hijo que estaba muy enfermo. Pero Jesús se niega a ir a su casa y prueba su fe, al curar a su hijo desde la distancia: “¡Regresa! ¡Tu hijo está vivo!”. El funcionario creyó, y al regresar a su casa sus criados salieron a su encuentro para contarle que su hijo estaba sano. Al percibir, que el chico se había curado a la hora que había hablado con Jesús, creyeron todos los de su casa. Al igual que al funcionario real, Jesús nos invita hoy a fortalecer nuestra fe. A creer en su poder y conducir a otros a su encuentro. Pidamos al Señor que aumente en este tiempo de cuaresma nuestra confianza en él y la certeza que él puede concedernos aquello que más necesitamos.
Actitud: Confianza.
Reflexionemos:
¿Creemos que el Señor puede concedernos aquello que le pedimos?, ¿cómo podemos fortalecer la fe que vivimos en familia durante este tiempo de cuaresma?
Oremos:
Aumenta, Señor, cada vez más nuestra fe y nuestra confianza en ti. Que como el funcionario real, salgamos a tu encuentro y pongamos en tus manos, aquello que necesitamos con la certeza que tú obrarás a favor nuestro. Amén.
Recordemos:
El Señor no nos da aquello que queremos, sino lo que creemos.
Actuemos:
Presentemos al Señor en la oración personal de este día aquellas actitudes o realidades personales que nos impiden confiar y creer más en él.
Profundicemos:
La fe es una virtud que abre nuestra vida a Dios y nos lleva reconocer su presencia en todo lo que hacemos y vivimos (Libro: Una fe sólida en una sociedad líquida).