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16 de marzo

 

¡Levántate, échate al hombro la camilla y camina!” (Jn 5, 8)

 

Muchas veces en nuestra existencia nos resignamos a vivir con nuestras enfermedades, problemas o dificultades. Dejamos escapar las posibilidades que la vida nos presenta para luchar y cambiar aquello que nos afecta. Otras veces, no encontramos quien nos ayude a cambiar aquello que nos aqueja. Tal es el caso del enfermo de la piscina de Betzatá, quien llevaba 38 años esperando que alguien le ayudara a entrar en el estanque cuando el agua empezaba a agitarse. Jesús al verlo y enterarse de su situación, siente compasión de él y lo invita a levantarse por sí mismo, echarse la camilla al hombro y caminar. El enfermo siguiendo las instrucciones de Jesús, se levanta experimentando la gran alegría de caminar de nuevo. Lo interesante de su sanación, es percibir como Jesús pese a curarlo físicamente, lo invita a echarse al hombro, su camilla, es decir, el signo de su enfermedad; mostrándole así, la importancia de seguir su camino, cargando aquello que le recuerda su vulnerabilidad y la importancia de cuidar de sí, para no volver a caer en lo mismo: “Mira, has quedado curado. No vuelvas a pecar, que te puede suceder algo peor”. Pidamos al Señor, en este día la resolución para cambiar aquello que nos afecta o que nos impide cuidar de nuestra salud o la de los nuestros, como debiéramos.

 

Actitud: Resolución.

 

Reflexionemos:

¿Somos capaces de buscar soluciones o alternativas frentes a las situaciones difíciles que vivimos?, ¿cómo podemos aprender a vivir con mayor fe nuestros sufrimientos y enfermedades?

 

Oremos:

Ayúdanos, Señor, a ser capaces de salir en busca de alternativas cuando los problemas o las enfermedades lleguen a nuestra existencia. Danos, la resolución necesaria para vivir con fe nuestros sufrimientos y aprender a caminar con ellos. Amén.

 

Recordemos:

 Dios nos ayuda en la medida en que también nosotros pongamos de nuestra parte para transformar aquello que nos hace daño.

 

Actuemos:

Aprovechemos esta jornada para revisar la manera como asumimos nuestras enfermedades y decidirnos a asumirlas con mayor fe, resolución y esperanza.

 

Profundicemos:

Las enfermedades en lugar de situaciones adversas pueden ser una valiosa oportunidad para valorar más lo que tenemos y cambiar el rumbo de nuestra existencia (Libro: En quimioterapia con Dios).

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