“Vengan y verán” (Jn 1, 39)
En el evangelio de este segundo Domingo del Tiempo Ordinario, Juan el Bautista presenta a sus discípulos a Jesús como el “Cordero de Dios”, es decir como el enviado del Padre para quitar los pecados del mundo. Ellos al escucharlo, reconocen a Jesús como maestro, lo siguen y le preguntan dónde vive. Jesús los invita a quedarse con él y conocer de cerca su estilo de vida. Fue tal la experiencia de encuentro que los dos discípulos de Juan vivieron, que optaron por seguir a Jesús y compartir con otros aquello que descubrieron de su persona: “Hemos encontrado al Mesías (que significa ‘el Ungido’)”. De esta manera, Andrés y Simón pasaron a ser los primeros seguidores de Jesús gracias al testimonio de Juan. Así como a sus primeros discípulos, Jesús nos invita hoy a nosotros a quedarnos con él y conocer de cerca sus enseñanzas. Aprovechemos esta jornada para ir a su encuentro, escucharlo, dejarnos tocar por su Palabra y reconocerlo como nuestro salvador.
Reflexionemos:
¿Deseamos conocer dónde vive Jesús?, ¿cómo podemos aprovechar este Tiempo Ordinario para ir a su encuentro y quedarnos con él?
Oremos:
Gracias, Señor, por despertar en nuestro corazón el deseo de conocerte y saber dónde vives. Gracias, por darnos la posibilidad de ir a tu encuentro, quedarnos contigo y compartir de cerca tus enseñanzas. Amén.
Recordemos:
Cada día es una valiosa oportunidad para salir al encuentro de Dios y quedarnos con él.
Actuemos:
Reservemos en espacio de nuestra jornada para permanecer a solas con Dios.
Profundicemos:
La oración es uno de los medios que nos permite encontrarnos con Dios, conocerlo y llevar a la vida de cada día sus enseñanzas (Libro: Climas de oración).