“El Espíritu del Señor está sobre mí” (Lc 4, 18)
En el evangelio de este día, Jesús regresa a Nazaret, su lugar de crianza para llevar el anuncio de la Buena Nueva a los judíos en las sinagogas. Un sábado, fue como de costumbre a la sinagoga y le encargaron hacer la lectura. Al hacerlo, encontró un texto del profeta Isaías que recogía muy bien la misión que él estaba llamado a realizar: “El Señor me ungió (…) me envió a llevar una buena noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y dar vista a los ciegos; a dar la libertad a los oprimidos y a proclamar el año de gracia del Señor”. De esta manera, Jesús confirma a los asistentes aquel día a la sinagoga, el cumplimiento de dicha profecía en su anuncio del Reino de Dios. Como Jesús, Dios también nos ha elegido a cada uno de nosotros desde el bautismo para vivir y llevar las enseñanzas del evangelio a quienes están a nuestro lado, así mismo, para ser signos visibles del amor y la misericordia de Dios. Pidamos al Señor, en este día, la gracia de comprometernos en este nuevo año con la construcción de su Reino.
Reflexionemos:
¿Somos continuadores de la misión de Jesús en nuestros hogares o lugares de trabajo?, ¿cómo podemos ser signos visibles del amor y la misericordia de Dios en el año que empieza?
Oremos:
Gracias, Señor, por llamarnos a ser constructores de tu Reino. A testimoniar desde el seno de nuestros hogares, tu amor y predilección por los más pequeños, y a ser signos de vida y liberación para los demás. Amén.
Recordemos:
Todos somos continuadores de la misión profética de Jesús.
Actuemos:
Salgamos al encuentro en este día de alguna persona que pase un mal momento y necesite de nuestro apoyo, consuelo y compañía.
Profundicemos:
El joven Carlo Acutis nos enseña una manera sencilla y moderna de comprometernos con el Reino de Dios y comunicarlo a través de las nuevas tecnologías (Libro: Carlo Acutis. El cibernauta de Dios).