8 de enero

 

Señor, si quieres, me puedes dejar limpio (Lc 5, 12)

 

En el evangelio de hoy, un leproso se acerca a Jesús para pedirle que lo cure de su enfermedad. Jesús sin dudarlo extiende su mano y lo cura, ya que reconoce la fe y el valor con el que se acerca y le pide que lo sane: “Señor, si quieres, me puedes dejar limpio”. Así mismo, Jesús es consciente del sufrimiento que los leprosos vivían en su tiempo, al ser rechazados por su condición y aislados de la comunidad. Por eso, al igual que el leproso, no teme transgredir la Ley, tocarlo, sanarlo, pedirle que cumpla con los preceptos de purificación establecidos por la tradición judía, se presente al sacerdote para que constate su sanación y pueda integrarse de nuevo a la comunidad. Lo curioso del relato es la actitud que Jesús tiene de querer pasar desapercibido, ya que al tocar al leproso, él también quedaba impuro y no podía entrar con libertad en los pueblos que quería anunciar el Reino. Sin embargo, sus acciones curativas se propagaron rápidamente y las personas acudían a él, en busca de consuelo y sanación. Pidamos al Señor, en este día la fe, la humildad y el valor del leproso, para acercarnos a él y pedirle con confianza aquello que más necesitamos.

 

Reflexionemos:

¿Qué enseñanzas deja a nuestra vida la fe del leproso?, ¿qué somos capaces de hacer para acercarnos a Jesús y buscar su sanación?

 

Oremos:

Ayúdanos, Señor, a buscarte con la misma fe, humildad y osadía del leproso. Que como él, sepamos reconocer todo aquello que tú puedes obrar en nosotros y arriesgarnos a superar los obstáculos personales o sociales que nos impiden ir a tu encuentro. Amén.

 

Recordemos:

Jesús tiene el poder no solo de curarnos de nuestras enfermedades físicas sino también espirituales.

 

Actuemos:

Entremos en contacto y animemos en este día, algún familiar o conocido que esté enfermo.

 

Profundicemos:

La enfermedad llega de manera inesperada a nuestra vida y nos priva muchas veces del contacto con los demás. Vivirla de la mano de Dios nos ayudará a encontrarle sentido al dolor y al sufrimiento (Libro: En quimioterapia con Dios. La enfermedad una aventura de esperanza).

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