“Vimos cuando apareció su estrella y venimos a rendirle homenaje” (Mt 2, 2)
Hoy celebramos como Iglesia la solemnidad de la Epifanía del Señor. Fiesta que comenzó a celebrarse en occidente desde el siglo IV y que nos recuerda la manifestación de Dios a los pueblos paganos. Por eso, el evangelio de este día nos remite de nuevo a la escena de Belén, en la que unos sabios de oriente, guiados por una estrella, llegan a la ciudad de David para rendir homenaje al niño Jesús. Al ver al niño con su madre, lo adoraron de rodillas y le dieron como regalo incienso, mirra y oro. Lo interesante del relato es percibir como los sabios, sin ser judíos, emprenden un largo viaje detrás de una estrella que guía su camino a su encuentro con el hijo de Dios. Encuentro que hace posible que los pueblos paganos, a los que ellos pertenecen, sean testigos del amor que Dios les tiene. Como los sabios de oriente, nosotros también estamos invitados en este nuevo año que empieza a seguir la estrella que nos conduce a Dios, a emprender el camino de regreso a nuestras labores cotidianas llenos del amor y la ternura de Dios. Así mismo, a empezar de nuevo nuestra vida con una actitud más positiva, llena de esperanza y abierta a aquello que el nuevo año nos depara.
Reflexionemos:
¿Qué estrella guía nuestra vida?, ¿con qué actitudes queremos abrazar el nuevo año que empieza y retomar nuestras labores cotidianas?
Oremos:
Guíanos, Señor, a tu encuentro en este año que empieza como los sabios de oriente. Danos la sabiduría para reconocer tu estrella y seguir tus enseñanzas. Que de tu mano, podamos ser para todos los que nos rodean manifestación de tu amor. Amén.
Recordemos:
Dios nos guía siempre a su encuentro.
Actuemos:
Al igual que los sabios de oriente aprovechemos esta jornada para rendir nuestro homenaje a Dios.
Profundicemos:
Los sabios de oriente nos ayudan a recordar el gran amor que Dios tiene por los pueblos de toda la tierra. Así mismo, a reconocer la manera como Dios guía nuestro camino a su encuentro (DVD: El cuarto rey mago).