“Pidan al dueño de la cosecha que mande jornaleros a su cosecha” (Mt 9, 38)
El evangelio de este día nos permite entrar en contacto con la misión profética e itinerante de Jesús. Él recorría todas las aldeas y ciudades proclamando el Reino de Dios y curando todo tipo de dolencia y enfermedad. Al conocer de cerca el sufrimiento y el agobio de las personas se compadecía de ellas porque estaban solas y no tenían un pastor que los llevara al encuentro con Dios. Por eso, elige un grupo de doce discípulos para que sean continuadores de sus enseñanzas y compartan gratuitamente todo lo que recibieron de él. Así mismo, les pide que rueguen al dueño de la mies para que muchas personas también se unan a su causa y reconozcan que solo él, es quien hace fecunda la misión. Jesús también extiende este llamado a nosotros hoy y nos recuerda que como bautizados somos constructores del Reino y partícipes de su misión. Pidamos al Señor en este día que nos conceda la gracia de ser constructores del Reino desde el seno de nuestros hogares a partir de los gestos de servicio y solidaridad que podamos tener hacia los otros. Así mismo, desde la oración confiada por el surgimiento de nuevas vocaciones.
Reflexionemos:
¿Somos continuadores de las enseñanzas de Jesús?, ¿cómo podemos llevar alivio y consuelo durante este tiempo de Adviento a todos aquellos que ante la crisis actual han perdido la fe y la esperanza?
Oremos:
Gracias, Señor, por llamarnos a ser continuadores de tu Reino. Danos la capacidad de anunciarte en los diferentes ambientes en los que a diario transcurre nuestra vida y la osadía para llevar paz y esperanza, a todos aquellos que sienten tristes y abatidos por las dificultades. Amén.
Recordemos:
Todos como bautizados somos constructores del Reino de Dios.
Actuemos:
Confortemos en este día a alguna persona que se sienta triste o pase alguna necesidad.
Profundicemos:
Contemplar la relación que Jesús tenía con los pobres y los enfermos de su tiempo nos enseña la manera de llevar la práctica del amor y la misericordia de Dios a nuestra vida (Libro: Misericordia y consolación. Jesús profundamente humano).