8 de julio

“Mi hija acaba de morir, pero ven tú, y vivirá”

(Mt 9, 18- 26)

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

En el Evangelio de hoy, el poder de Jesús se manifiesta en dos mujeres: una niña de doce años que acaba de morir y una mujer que hace doce años padece un flujo de sangre. Ambas viven la experiencia de perder la vida, una ha sido cortada como la flor en capullo y la otra la va perdiendo poco a poco.   

A las dos, Jesús las salva de la muerte: la mujer que padecía flujo de sangre queda sana con solo tocar el borde del manto de Jesús. A la niña muerta, Jesús la toma de la mano y ella se levanta; tanto el jefe de los judíos que ruega por su hija como la mujer que padecía enfermedad expresan con sus palabras y sus actitudes una fe profunda y plena en Jesús. Ha sido esta fe la que ha hecho posible la recuperación de la vida y la salud.

¡Qué hermoso es constatar que es la firmeza y profundidad de nuestra fe, la que permite que Jesús manifieste en nosotros su poder transformador!

 

Preguntémonos: ¿Tengo una fe firme y segura de que Jesús puede sanarme y liberarme del pecado y de cualquier otro mal? ¿Cómo expreso y mantengo la vitalidad de mi fe? 

 

Oremos: Buen Jesús, Dios de la vida, tu corazón compasivo se enternece ante todo aquello que puede impedir o disminuir la vida. Ayúdanos a confiar siempre en ti para gozar de la vida en abundancia que deseas para nosotros y solamente tú puedes darnos. Amén.

      

Recordemos: “La mujer se decía para sí: ‘Con solo tocar su manto, me salvaré’. Jesús se volvió y al verla le dijo: ‘¡Animo hija, tu fe te ha salvado!’”.

 

Profundicemos: “Toda la actuación de Jesús despierta y promueve una salud auténtica: su lucha contra comportamientos enfermizos de raíz religiosa, sus esfuerzos por crear una convivencia más solidaria y fraterna, su ofrecimiento del perdón reconciliador de Dios, su ternura hacia los más maltratados, su ayuda para recuperar un corazón más limpio y atento al Espíritu… Realmente el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido” (José Antonio Pagola).

 

📑 Recomendado: Libro Nuestra Madre Tierra

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

¿Requiere asesoria? Activar chat