“¿Es que pueden guardar luto mientras el esposo esta con ellos?”
(Mt 9, 14-17)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
¿Pueden los invitados a la boda estar tristes mientras el novio está con ellos? (15). También podríamos decir a la comunidad de discípulos: ‘¿Pueden mis discípulos estar tristes mientras yo esté con ellos?’ los discípulos de Juan les quedaba muy difícil entender esta expresión porque estaban aferrados a sus tradiciones, a la vieja mentalidad. Juan estaba con ellos preparando el camino al Señor y exhortándolos a hacerlo mediante ayunos y penitencias. Jesús, en cambio era el Señor, estaba con ellos y debían alegrarse. Jesús es el vino nuevo de la alianza, de la resurrección, en él ya está presente el Reino de Dios.
“Tampoco se hecha vino nuevo en odres viejos”. Jesús estaba diciendo claramente que el nuevo mensaje que Él traía no se podía depositar en corazones viejos, aprisionados por las antiguas tradiciones y costumbres, pues éstas no resistían toda la carga de novedad que su Palabra traía y muy probablemente se destruirían, echando a perder también el mensaje.
Reflexionemos: Jesús es el vino nuevo, que nos trae esperanza, alegría, que colma el corazón humano, mientras permanecemos en él, la vida tiene sentido y no podemos estar de luto. ¿En qué medida, la buena nueva de Jesús la depositamos en esos ‘odres nuevos’, para que los dos, odres y vino vayan impregnándose y generando el vino nuevo, único capaz de transformar nuestra sociedad anquilosada y sin ideales?
Oremos: Señor, que no eché en saco roto tantas gracias que tú me das, que cada día viva en la alegría que brota del encuentro contigo. Amén.
Actuemos: Que hoy contagie a las personas de alegría, que mi testimonio de vida atraiga a los otros a Jesús, a la Iglesia, a creer que tú vives y está presente en la comunidad.
Recordemos: Los discípulos están con Jesús y por eso no guardan luto, porque él está vivo, él está presente y ha resucitado. Quien reconoce este misterio vive en la alegría y la comunica.
Profundicemos: Pablo distingue entre: hijos de la ley e hijos de la fe. A vino nuevo, odres nuevos. Y por esta razón la Iglesia nos pide, a todos nosotros, algunos cambios, nos pide dejar a un lado las estructuras perecederas: ¡No sirven! Y tomar otras nuevas, las del Evangelio. No podemos por ejemplo, entender la mentalidad de estos doctores de la ley, estos teólogos fariseos: no se puede entender la mentalidad de ellos con el espíritu del Evangelio. El estilo del Evangelio es un estilo diverso, que lleva la ley a la plenitud. ¡Sí! Pero de un modo nuevo: es el vino nuevo, en odres nuevos. Papa Francisco