“¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” (Mc 12, 28)
Llegamos al último día de este mes, agradeciendo al Señor, por toda la experiencia de la Palabra que durante este tiempo ha alimentado nuestra experiencia de fe y las diferentes realidades que vivimos. Palabra que en este día, nos recuerda de nuevo la importancia de amar a Dios con todas nuestras fuerzas y a nuestros hermanos como a nosotros mismos: “Amar al prójimo como a sí mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. Amor que constituye el mandamiento principal que Jesús nos enseña y es la condición principal para seguirlo. Un amor que está llamado a no quedarse solo en un bello sentimiento sino encarnarse en cada gesto de cercanía, solidaridad y servicio que tengamos hacia los demás. Inspirados por este amor, que nos viene de Dios, pidámosle al Señor en este día la gracia de llevarlo cada vez más a nuestra existencia.
Reflexionemos:
¿Amamos a Jesús en quienes nos rodean?, ¿cómo podemos llevar más a nuestra vida el amor que Jesús nos revela en su Palabra?
Oremos:
Danos, Señor, la gracia de aprender amar como tú a quienes nos rodean. A reconocer tu rostro en las necesidades de nuestros hermanos y en el amor que estamos llamados a tener hacia nosotros mismos. Amén.
Recordemos:
Amamos a Jesús en todos aquellos que nos rodean.
Actuemos:
Revisemos en esta jornada la manera como vivimos o expresamos nuestro amor a quienes nos rodean, empezando por nuestra familia.
Profundicemos:
El amor es mucho más que un bello sentimiento, es un estilo de vida que nos lleva a revolucionar la vida de los demás (Libro: El amor es la única revolución).