28 de Septiembre

¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?

(Lc 9, 7-9)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

El Evangelio de hoy nos trae una gran enseñanza: Cuando nos movemos por una simple curiosidad, nuestra vida no trasciende. Esto fue lo que le sucedió a Herodes,  que movido por aquello que la gente decía de Jesús quería verlo. Unos comentaban que había vuelto Elías, otros decían que era Juan el Bautista o que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.  Ante tales opiniones la curiosidad de Herodes crece, la verdadera identidad de Jesús esta oculta ante su mirada: ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?”.  Las palabras y el modo de obrar de Jesús los inquietaba, aunque como Dios y Hombre verdadero Jesús estaba diciendo con su vida que el Reino de Dios había llegado, sus corazones no se abrían para acoger el misterio. Queridos amigos, hoy es un lindo día para agradecer al Señor por ese misterio sublime que nos abraza en el don de la Eucaristía, allí en el Sagrario está Jesús nuestro alimento de vida, en su palabra encontramos consuelo y esperanza y por fe acogemos su presencia en cada hermano que está a nuestro lado.

 

Reflexionemos: Vivimos en una sociedad bombardeada de ideas progresistas y en el campo de las tecnologías se ha puesto de moda el término “inteligencia artificial” donde se marcan tendencias de nuevos aprendizajes y con un mayor potencial de desarrollo, en el que se puede contar con un asistente virtual las 24 horas del día. Jesús ha venido para hacer de nuestro mundo, un mundo más humano; desde nuestra experiencia de fe ¿soy de los que se dejan guiar por el Espíritu Divino o me dejo conducir por el espíritu mundano?

 

Oremos: Espíritu Santo, pon en mí, el deseo ardiente de encontrarme con Jesús, escuchar su Palabra y acogerla con sincero corazón para avanzar en mi camino de conversión. Amén.

 

Actuemos: Dejaré que aflore en mí el deseo de ver y compartir mi tiempo con un hermano necesitado, visitaré a un enfermo, una persona en prisión o alguien que esté pasando por un mal momento.

 

Recordemos: “A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?”.

 

Profundicemos: «El amor al prójimo enraizado en el amor a Dios es ante todo una tarea para cada fiel, pero lo es también para toda la comunidad eclesial». (P. Benedicto XVI)

 

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