23 de junio

 

“Por sus frutos los conocerán” (Mt 7, 20)

 

A través de la figura de los lobos rapaces, Jesús denuncia en el evangelio de hoy, la acción de los falsos profetas, es decir, de todos aquellos que quieren desviar a sus discípulos de sus enseñanzas. Estos hombres, vestidos de corderos, lo único que buscan es confundir y destruir a la comunidad con sus enseñanzas. De allí, que Jesús afirme que la única manera de distinguir si su actuar es verdadero o falso, es a través de los frutos que dan: Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos”. También, si por medio de sus enseñanzas, propician el encuentro con Dios y las personas. Pidamos al Señor en este día, que nos ayude a reconocer en las realidades que vivimos, cuales son las personas que nos conducen a Dios, o aquellas que por el contrario, nos desorientan y apartan de él. Así mismo, a reconocer el deber que tenemos como bautizados, de dar fruto constantemente y llevar a otros a su encuentro.

 

Reflexionemos:

¿Qué frutos estamos llamados a dar hoy en nuestra vida?, ¿qué personas nos conducen a Dios?

 

Oremos:

Ayúdanos, Señor, a permanecer fieles a tus enseñanzas; a saber distinguir quienes nos acercan a ellas y quienes nos desvían. A reconocer la gran responsabilidad que como bautizados tenemos, de producir frutos y conducir a otros a tu encuentro. Amén.

 

Recordemos:

El  contacto cotidiano con la Palabra nos anima y capacita para dar frutos buenos y abundantes.

 

Actuemos:

Pensemos en esta jornada qué frutos podemos dar desde las diferentes realidades que vivimos.

 

Profundicemos:

La vida de san José nos enseña como el encuentro cotidiano con Dios y sus enseñanzas nos capacita para dar fruto abundante y permanecer fieles a nuestras creencias (Libro: San José. Una santidad vivida en lo cotidiano).

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