“El que no carga con la cruz, no es digno de mí”
“El que los recibe a ustedes, me recibe a mi”
(Mt 10, 37- 42)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
La Palabra de Dios hoy es muy rica y nos invita a vivir en plenitud la fidelidad al Señor; podríamos dividir el texto en tres partes. Lo primero que les exige a quienes le siguen es poner el amor a Él por encima del amor familiar. Dice: «El que ama a su padre o a su madre, […] a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí» (v. 37). Jesús ciertamente no pretende subestimar el amor a los padres y a los hijos, pero sabe que los lazos de parentesco, si se ponen en primer lugar, pueden desviar del verdadero bien. Luego, dice Jesús a sus discípulos: «El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí» (v. 38). Se trata de seguirlo por el camino que Él mismo ha recorrido, sin buscar atajos. No hay amor verdadero sin cruz, es decir, sin un precio a pagar en persona.
Y el tercer elemento: experimentar la generosidad y la gratitud de Dios. «Quien a vosotros acoge, a mí me acoge […]. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños […] no perderá su recompensa» (vv. 40; 42). La generosa gratitud de Dios Padre tiene en cuenta hasta el más pequeño gesto de amor y de servicio prestado a nuestros hermanos.
Reflexionemos: El seguimiento de Jesús es radical, implica renuncia, asumir la cruz, sin embargo, él se responsabiliza de recompensar a quienes no dejen abandonados o sean generosos con los discípulos. ¿Cómo vivo en este momento mi discipulado de entrega y servicio? ¿Cuál es mi actitud de acompañamiento y acogida con las personas o familiares que siento que evangelizan?
Oremos: Señor, dame la gracia de la fidelidad, de comprender y amar la cruz, sobre todo cuando no soy comprendido o perseguido en el ministerio; que sea luz para que el mundo crea que el único camino es vivir el Evangelio. Amén.
Actuemos: Señor que hoy sepa renunciar a todo lo que se opone a vivir el Evangelio y abre mi corazón a acoger a los otros, a los que piensan diferente pero que son también servidores en los lugares donde están. Amén.
Recordemos: El seguimiento de Jesús implica la cruz “El que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrara”.
Profundicemos: Hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. Muchas son las persecuciones, muchas las pruebas; por tanto, muchas serán las coronas, ya que muchos son los combates. Te es beneficioso el que haya muchos perseguidores, ya que entre esta gran variedad de persecuciones hallarás más fácilmente el modo de ser coronado. San Ambrosio de Milán