1 de julio

“Vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob”

(Mt 8, 5-17)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

El centurión es romano pertenece a otra religión y sin embargo, descubre en Jesús el poder de Dios, tiene fe y el amor a su criado que está enfermo lo lleva a acercarse a Jesús y no solo eso sino que cree en la Palabra que es eficaz y sanadora; no hay necesidad de que Jesús vaya hasta la casa. “vete, que te suceda según has creído”. Y quedo sano el criado.

La fe mueve montañas es así que la casa de Pedro se convierte en lugar de acogida, donde la misma suegra es curada y se levanta para continuar su ministerio de servicio, al anochecer, le llevaron endemoniados y enfermos donde fueron curados.

La Palabra de Jesús es eficaz, mueve montañas, basta que tengamos fe, que creamos que el lleva sobre si todas nuestras dolencias, como finaliza el texto “el tomo nuestras dolencias y cargo con nuestras enfermedades”.

 

Reflexionemos: El texto nos habla de que el centurión se acercó a Jesús pidiendo la intercepción por su criado. Debemos preguntarnos ¿Cómo es mi oración?, ¿pido y oro por otras personas? ¿Pido al Señor que vaya a visitarlas, que las cure o que se haga presente en el drama que están viviendo?

 

Oremos: Señor, abre mi corazón, aumenta mi fe, dame la gracia de creer que tu Palabra es eficaz y sana. Amén.

 

Actuemos: Que nuestra oración en este día sea de intercepción por alguna persona que sabemos que está sufriendo. Abramos también nuestro corazón al diálogo y a la escucha.

 

Recordemos: La fe del Centurión hace posible el milagro de que su criado se salvará. La Palabra de Jesús es sanadora y cura las dolencias físicas y espirituales.

 

Profundicemos: El centurión se postra ante Jesús para pedirle que cure a su siervo. «El Señor, se maravilló de este centurión. Se maravilló de la fe que tenía. Había hecho un camino para encontrar al Señor. Pero lo había hecho con fe. Por ello, no sólo encontró al Señor, sino que sintió la alegría de haber sido encontrado por el Señor. Y éste es precisamente el encuentro que nosotros queremos, el encuentro de la fe. Encontrar al Señor, pero dejarnos encontrar por Él. ¡Es muy importante!». Papa Francisco.

 

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