“Soy manso y humilde de corazón”
(Mateo 11, 25-30)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Hoy celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Muchos de nosotros somos consagrados a este corazón de Jesús. Y viene a mi recuerdo una bella canción al corazón de Jesús, del sacerdote jesuita, Cristóbal fones y dice: “quiero hablar de un amor infinito que se vuelve niño frágil, amor de hombre humillado, quiero hablar de un amor apasionado, que con dolor carga nuestros pecados. Siendo rey se vuelve esclavo…, un amor que abre sus brazos de acogida, corazón paciente, y ardiente, es el amor de aquel que vence la muerte. Así es el corazón de Jesús, un corazón que se ha hecho pequeño, humilde, siervo, un corazón que se ha hecho ultimo. Y es el más grande, porque el que se humilla, será enaltecido. Así es el color del amor de Dios, humilde.
Reflexionemos: Jesús es el manso y humilde de corazón que enseña a los faltos de experiencia que es el amor, y la forma de salir del egoísmo.
Oremos: Corazón divino de Jesús, gracias por tu amor de Hijo y Hermano, gracias por tu misericordia y paciencia con mis límites y fragilidades. Dame un corazón como el tuyo. Amén.
Actuemos: Hoy dedicare un tiempo a la oración, para reflexionar y orar sobre el corazón misericordioso y apasionado de Jesús por mi y por la humanidad.
Recordemos: Tomen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi que soy manso y humilde de corazón.
Profundicemos: Los sabios y los poderosos humanamente, buscan a un Dios poderoso. En cambio los pobres, los pequeños, los excluidos, encuentran a Dios allí donde él esta: en la sencillez y en la debilidad de Jesús.
