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15 de Mayo

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 16, 10b-15

Seguros de que Dios nos llamaba a predicar el Evangelio en Macedonia, nos embarcamos en Tróade y navegamos rumbo a Samotracia, y al día siguiente pasamos a Neápolis, y de allí a Filipos, importante ciudad de aquella región de Macedonia y colonia romana. En esa ciudad nos quedamos varios días. El día sábado salimos fuera de la puerta de la ciudad junto a un río, donde suponíamos que había un lugar de oración de los judíos, nos sentamos y nos pusimos a hablarles a las mujeres que se reunieron. Nos escuchaba una mujer llamada Lidia, negociante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, que ya adoraba a Dios y a quien el Señor había abierto el corazón para que acogiera con buenas disposiciones lo que Pablo decía. Después de recibir el bautismo ella y su familia, nos hizo esta invitación: “Puesto que consideran que yo creo en el Señor, vengan y quédense en mi casa”. Y nos obligó a aceptar.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 149, 1-6a. 9b

R. El Señor ama a su pueblo.

Canten al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey / R.

Alaben su nombre con danzas, cántenle con tambores y citaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes / R.

Aclamación antes del Evangelio (Cf. Jn 15, 26b. 27a)

“El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí –dice el Señor–; y también ustedes deben dar testimonio”.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 26 – 16, 4a

“El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí”

En la última cena, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando venga el Paráclito, que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, Él dará testimonio de mí. Y también ustedes deben dar testimonio, porque desde el principio están conmigo. Les he dicho estas cosas, para que superen la prueba. Los van a expulsar de la comunidad judía. Más aún, llegará el momento en que los que los maten pensarán que están ofreciéndole a Dios un sacrificio. Y harán eso porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Pero les he dicho estas cosas, para que cuando llegue el momento de que sucedan, se acuerden de que ya se las había predicho”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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