“¿Qué quieres que haga por ti?”
(Lc 18, 41)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Muchas veces como el ciego del camino de Jericó queremos ir al encuentro de Jesús pero son muchos obstáculos que nos lo impiden. Nos dejamos llevar por los intereses que privilegia la sociedad actual que acalla nuestra búsqueda de sentido, de encuentro, de amor y de fraternidad. Tal vez, nos falta el coraje del ciego para superar estos impedimentos y gritar con todas nuestras fuerzas a Jesús que necesitamos de su compasión y de su misericordia: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!”. Pidámosle al Señor en este día, que nos mire como al ciego, nos pregunte aquello que puede hacer por nosotros y nos cure de cada una de las cegueras que nos impiden hoy ir a su encuentro.
Reflexionemos: ¿Qué enseñanza nos deja la fe del ciego del camino?, ¿qué obstáculos nos impiden hoy llegar a Jesús?
Oremos: Sana, Señor, nuestra mente, nuestro corazón y nuestra voluntad de todas las cegueras que nos impiden reconocer que solo en ti, encontramos el sentido pleno de nuestra existencia. Amén.
Recordemos: Jesús no solo sana nuestra vida de las cegueras físicas sino también de las espirituales.
Actuemos: Dejemos resonar en este día el interrogante que Jesús hace al ciego: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Pensemos también que queremos responderle.
Profundicemos: Encontrar la felicidad que solo Dios puede darnos requiere coraje y determinación, así como lo hizo el ciego del camino (Libro: En busca de la felicidad).