13 de abril

“Vieron a Jesús caminando sobre el mar” 

(Jn 6, 16-21)

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

La narración del Evangelio escuchada, en continuidad de lectura con el Evangelio del día de ayer, nos sitúa al “oscurecer”, en otra escena de un único suceso. La imagen del mar en sí misma causaba confusión para quienes compartían el espacio geográfico de los discípulos de Jesús e indicaba muerte, y la acentuación de la noche nos remite a la experiencia de la ausencia de la luz. La lectura del evangelista san Juan en este contexto pascual, desde estas dimensiones del caos y la oscuridad, contrastan cuando hemos celebrado el gozo de la luz, el don de la Resurrección; de ahí, que Jesús mismo se presente como el “Yo soy, no teman”.

La confusión que habían experimentado los discípulos ante la pérdida de su Maestro como perturbación y miedo viene a ser experiencia en la persona de los discípulos, en la confusión propia del lugar físico del mar y la noche. En medio de la realidad adversa y caótica como lo era el mar, según la imagen del mundo bíblico, es preciso que Jesús se manifieste como Él es; así también se había revelado Dios en el Antiguo Testamento a Moisés como el “Yo soy”.

“Yo soy” es la síntesis de las expresiones de autoreveleación del nombre de Jesús, propia del Evangelio de San Juan, con las que nos familiarizaremos en este tiempo pascual y nos llevarán a comprender de forma experiencial el mensaje y la centralidad del seguimiento de Jesús en la praxis de la vida cristiana. Yo soy es la autoreveleación más genuina de Dios; tanto la dimensión de la razón como la dimensión de la fe reconocerán el “Yo soy” como auténtico y veraz; experiencia del Dios vivo y presente en medio del caos, hoy manifestado en la realidad de la historia y sus gritos de la humanidad herida, en medio del caos y la confusión de la guerra, la incertidumbre y la oscuridad, propia de quien recorre largos caminos sin horizonte de nacionalidad ni destino.

 

Reflexionemos: El mar y la oscuridad son, tal vez, la metáfora de una realidad que causa temor y miedo en el viaje de mi existencia, ¿qué condiciones de mi vida personal reflejan ellos hoy? Y ¿en medio de ellos, a quién buscó o qué busco?

 

Oremos: Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, ven y camina conmigo en mis noches. Concédeme la gracia de tu Espíritu para atravesar el mar de mi vida y mi existencia en medio de todas sus fatigas, que el viento fuerte que sople no me desaliente, sino que me acerque a tu misterio. Amén.

 

Actuemos: En la cotidianidad de mi vida me preguntó: ¿Qué oscuridades temo? ¿Qué mares de mi vida y mi existencia causan miedo y confusión?

 

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