12 de febrero

“En la antigua Ley se dice… pero yo les digo”

(Mateo 5, 21-22)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

No crean que he venido a abolir la ley o los profetas, no he venido a abolirlos sino a darles plenitud. Papa Benedicto XVI

“La novedad de Jesús consiste, esencialmente, en el hecho que él mismo «llena» los mandamientos con el amor de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo que habita en él. Y nosotros, a través de la fe en Cristo, podemos abrirnos a la acción del Espíritu Santo, que nos hace capaces de vivir el amor divino. Por eso todo precepto se convierte en verdadero como exigencia de amor, y todos se reúnen en un único mandamiento: ama a Dios con todo el corazón y ama al prójimo como a ti mismo. «La plenitud de la Ley es el amor», escribe san Pablo (Rm 13, 10).”

 

Reflexionemos: Hay un contraste entre el modo de vivir la ley de Dios desde el mero cumplimiento, y la verdadera sabiduría que nos lleva a vivir la voluntad de Dios en la vida cotidiana. El cumplimiento de los preceptos por el puro cumplimiento o rutina, nos estanca como personas. ¿Por qué nos cuesta salir de la rutina y vivir con radicalidad la plenitud de la ley que es el amor?

 

Oremos: Te pedimos Señor que nos ayudes a superar los formalismos y pasar por esta vida, haciendo el bien a nuestros hermanos y hermanas. Amén. 

 

Recordemos: Si su justicia, no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los Cielos.

 

Actuemos: Me esforzaré por vivir los mandatos de Dios.

 

Profundicemos: Dichoso el que, con vida intachable, camina en la voluntad del Señor; dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón. Sal 118 (Libro: El camino de la fe).

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