“La gente comió hasta quedar satisfecha”
(Marcos 8, 8)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Siento compasión de esta gente, que ya llevan tres días conmigo y no tienen que comer… ¿cuántos panes tienen? Ellos contestaron siete.
Jesús no deja pasa por alto el hambre de la multitud, no quiere que desfallezcan en el camino. Ve, se compadece y actúa. Hace partícipes de esta situación a sus discípulos ¿Cuántos panes tienen? Y les invita a colaborar en dar de comer a la gente.
La gente que sigue a Jesús, encuentra en él paz, tranquilidad. La compasión de Jesús muestra que él es el único capaz de saciar por completo nuestra hambre, porque su compasión es completa.
Reflexionemos: Jesús nos continúa alimentando con el pan de su Palabra y con la Eucaristía, que nos fortalece, ilumina y da sentido a nuestra vida. Y nos sigue invitando a salir de nosotros mismos para saber compartir nuestro pan con nuestros hermanos. ¿hemos aprendido que cuando compartimos, aunque sea poco lo que tenemos nunca nos falta?
Oremos: Señor, tú eres nuestro alimento, que nos permite no desfallecer en el camino de la vida. Danos la fuerza para no ser indiferentes ante el problema acuciante del hambre en el mundo. Amén.
Recordemos: Siento compasión de esta gente, porque ya hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer.
Actuemos: De lo mucho o poco que tenga, no olvidaré el saber compartir con los demás.
Profundicemos: Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Sal 89 (Libro: Encuentros con Jesús en lo cotidiano, talleres y CD de reflexión).