1 de Marzo

“Aquí hay uno que es más grande que Jonás”

(Lc 11,32)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

La Cuaresma es un tiempo privilegiado de oración y de encuentro personal con Dios. Por eso, la liturgia de este tiempo nos llama de manera especial a un cambio de vida, así como el que el profeta Jonás, propone a los habitantes de Nínive y que Jesús saca a relucir en el evangelio de hoy: “Ellos volvieron a Dios al oír la predicación de Jonás”. Tal vez, como los habitantes de Nínive, también nuestro corazón está dispuesto a cambiar aquellas actitudes que nos apartan del amor de Dios y de los demás. O por el contrario, como la generación de Jesús nos cerramos en nosotros mismos y no damos paso a la acción salvadora de Dios en nuestra vida. Aprovechemos esta jornada para revisar nuestro interior, reconocer las verdaderas disposiciones que tenemos para vivir esta Cuaresma y dejarnos transformar por el amor liberador de Dios.

 

 

Reflexionemos: ¿Qué camino de conversión interior nos llama a vivir el Señor en esta segunda semana de Cuaresma?, ¿cómo podemos fortalecer en este tiempo nuestro encuentro cotidiano con Dios en la oración?

 

Oremos: Danos, la gracia, Señor, de encontrarnos a solas contigo en este tiempo de Cuaresma para experimentar lo mucho que nos amas y todo el bien, que de tu mano podemos ofrecer a los demás. Amén. 

 

Recordemos: La Cuaresma es un tiempo privilegiado para volver a Dios y llenarnos de su ternura y misericordia.

 

Actuemos: Reservemos un espacio especial en este día para encontrarnos con Dios en la oración y reconocer las disposiciones de cambio que pone en nosotros.

 

Profundicemos: La Cuaresma nos ofrece una valiosa oportunidad para renovar nuestra fe y las relaciones que vivimos con los demás (Libro: Preparación para el tiempo de Cuaresma).

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