3 de Junio

¿Con qué autoridad haces esto?

(Marcos 11, 27-33)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

En el texto que el Evangelista Marcos nos presenta hoy, encontramos como fundamento la autoridad de Jesús, que, en el antiguo testamento, era exclusiva de Dios Padre. Miremos que la palabra usada en arameo es Shaltan, de la que deriva la conocida expresión Sultán, para denominar a los emperadores turcos. Esta expresión indica el Señorío de Dios el único Señor, el Rey de reyes. En Marcos, este señorío se le confiere al Hijo del Hombre, a Jesucristo, que al ser levantado en la cruz, se elevara sobre el trono de Dios, que le da el poder, la gloria y el reino. Un poder y una autoridad que no pasara, es eterna. Un poder que se ejerce desde la humildad y el servicio, sanando heridas, perdonando, escuchando y amando.

 

Reflexionemos: Jesucristo se mostrará como tu salvador y liberador, cuando tú en la práctica, optes por el evangelio, por el servicio, por la sencillez y por anúncialo a él sin grandes pretensiones.

 

Oremos: Señor Jesús, quiero comprender tu autoridad sobre mí, quiero imitar tus actitudes, quiero que seas el dueño y Señor de mi vida. Amén.

 

Actuemos: Maestro bueno en este día tomare tiempo para hacer un autoexamen, de cómo es mi autoridad, como me dirijo al otro, como lo trato, sobre todo a los que amo, y a mis compañeros de trabajo.

 

Recordemos: Y Jesús les dijo: Tampoco yo les digo con qué autoridad hago esto.

 

Profundicemos: Jesús hoy en su Palabra nos invita a aceptarlo como nuestro único dueño y Señor, pero también a revisarnos sobre como ejercemos nuestra autoridad sobre los demás.

 

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