12 de agosto

“Si tuvieran fe, nada les sería imposible”

(Mt, 17,14-21)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Estamos frente al texto del Evangelio del san Mateo y el pasaje nos habla que los discípulos no pudieron realizar una sanación, pero gracias a la insistencia del padre del enfermo, entra en escena Jesús, quien obra el milagro y aprovecha la ocasión para enseñar el poder de la fe.


Por un lado, Jesús recrimina la falta de fe del gentío que lo seguía y suelta un reproche muy fuerte: ¡Generación incrédula y perversa! También, hace notar a sus discípulos, que en ellos aún debe crecer la fe, para que así nada les sea imposible. Con sus palabras, Jesús lleva a todos aquellos que lo escuchan a experimentar el poder de la fe y a regocijarse del encuentro con Dios. Así mismo, a querer comprometerse cada vez más con el proyecto del Reino.

 

Reflexionemos: Nos colocamos frente al texto del evangelio y permitamos que resuenen las palabras de Jesús en nuestro corazón: “Hombres y mujeres de poca fe” o “generación incrédula y perversa”.

 

Oremos: Te damos gracias, Señor, por las grandes obras que haces en nosotros a través de tu Santo Espíritu. Aumenta nuestra fe y ayúdanos a ser cada vez más conscientes de lo mucho que necesitamos de ti. Amén.

 

Actuemos: Hoy estamos invitados a realizar nuestras labores cotidianas con convicción y amor para recibir buenos frutos.

 

Recordemos: Si tuviéramos fe como un grano de mostaza moveríamos hasta las montañas. Pidamos al Señor que aumente nuestra fe.

 

Profundicemos: La oración para pedir un milagro o  una acción extraordinaria, debe ser una oración que nos involucre a todos. (Homilía del Papa Francisco).

📑 Libro: “La oración: El respiro de la vida nueva.”

 

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