22 de Septiembre

Algunas mujeres acompañaban a Jesús y les ayudaban con sus bienes

(Lc 8, 1-3)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Queridos amigos, el Evangelio de este día nos invita a centrar nuestra mirada en la figura femenina, trayendo los nombres y el compromiso de algunas mujeres que caminan junto a Jesús y sus discípulos en el anuncio de la Buena Nueva: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes”. Ya  desde el Antiguo Testamento y en la historia de la Salvación nos encontramos con varias mujeres que han jugado un papel protagónico y siguen siendo fundamentales en la Iglesia para el crecimiento de la fe del pueblo amado de Dios. Recordemos que por una mujer “Eva” entró el pecado al mundo, pero también por una mujer la Santísima Virgen María, nos vino la Redención. Con su Sí nos trajo la gracia y luego al pie de la cruz, renovó su maternidad acogiendo a toda la humanidad bajo su  manto maternal. Ahora bien, dentro de sus enseñanzas, Jesús rompe con todos los esquemas mentales y nos pone en el mismo plano de responsabilidad a hombres y mujeres para trabajar, haciendo extensivo el Reino de Dios.

 

Reflexionemos: En la consolidación y desarrollo de las pastorales en la Iglesia local, con frecuencia encontramos el compromiso y la entrega de muchas mujeres que le ponen corazón a su servicio amable y generoso. ¿Soy de los que critico o hago distinción de género en la realización de una misión?

 

Oremos: Señor Jesús, ayúdame a asumir con valentía el desafío  de anunciar tu Evangelio con un estilo de vida coherente a mi vocación cristiana. Amén. 

 

Actuemos: Buscaré ser más comprometido en el trabajo de colaboración en la vida de la Iglesia. 

 

Recordemos: “Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los doce y algunas mujeres que Él había curado de malos espíritus y enfermedades”. 

 

Profundicemos: A María Magdalena santo Tomás de Aquino le da el singular calificativo de «apóstol de los Apóstoles» («apostolorum apostola»), dedicándole éste comentario: «Del mismo modo que una mujer había anunciado al primer hombre palabras de muerte, así también una mujer fue la primera en anunciar a los Apóstoles palabras de vida» (Super Ioannem, ed. Cai, 2519).

 

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