“Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en Él”
(Jn 13,21-33.36-38)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Continuamos en el contexto de la Última Cena. En ella, Jesús se muestra nostálgico, porque con dolor sabía que uno de sus amigos lo iba a traicionar y a entregar a las autoridades judías. Los apóstoles se muestran preocupados por las palabras de Jesús y querían conocer cuál de ellos iba a traicionar a su Maestro. Jesús le entrega un trozo de pan mojado en vino a Judas Iscariote. Este lo toma y sale en medio de las tinieblas de la noche. La noche es símbolo de traición, oscuridad y muerte. El texto es profundamente emotivo ya que Jesús muestra una gran ternura con su grupo de amigos: “Ustedes no me pueden seguir”. Ya el Señor les anuncia su muerte. Aceptar la muerte es doloroso. Cuántas veces hemos estado en momentos difíciles, y sentimos el dolor de dejar o abandonar a nuestra familia o seres queridos. Sus apóstoles aun no comprenden lo que va a suceder estando en la cena. Recordemos que una cena es símbolo de amistad y fraternidad. Y Jesús escoge este momento tan significativo para sellar con ellos la Pascua definitiva.
Reflexionemos: En nuestra historia personal o familiar, ¿me he sentido en algún momento traicionado por alguien o he llegado a traicionar? ¿Qué se siente?
Oremos: Señor Jesús, Maestro bueno, yo también te he traicionado cuando no te busco en la oración, cuando reniego de mi fe, cuando hago daño a otros. Concédeme fortaleza para vencer las tinieblas del orgullo y poder ser fiel discípulo tuyo. Amén.
Actuemos: Busco la forma de acercarme al sacramento de la reconciliación para que a través de él, Jesús me conceda la paz y me ayude a levantarme de mis pecados.
Profundicemos: “El sufrimiento de Jesús, su agonía, perdura hasta el fin del mundo, ha escrito Pascal basándose en estas consideraciones (cf. Pensées, VII, 553). Podemos expresarlo también desde el punto de vista opuesto: en aquella hora, Jesús ha tomado sobre sus hombros la traición de todos los tiempos, el sufrimiento de todas las épocas por el ser traicionado, soportando así hasta el fondo las miserias de la historia” (Papa Benedicto XVI).
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