“El Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados”
(Mc 2, 1 – 12)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
La curación de este hombre paralítico, nos revela la fuerza del amor liberador de Dios a través de su Hijo amado Jesucristo. Es la fuerza de este amor que transforma, y renueva; orienta y recompone al hombre perdonado y sanado. Esta actitud de amor de Jesús es la que hace salir al hombre de su propio egoísmo y lo hace capaz de vivir para su padre Dios y para sus hermanos. Esto implica también para el hombre sanado, que sea capaz de misericordia y perdón, consigo mismo y con sus hermanos como un primer paso para su rehabilitación total. Esta renovación esta encarnada en la curación de la enfermedad, pues el paralitico al escuchar la palabra de Jesús, empieza a moverse y se pone en camino. Hoy Jesús, también nos dice a cada uno de nosotros: “tus pecados te son perdonados, levántate, coge tu camilla y echa a andar”. Preguntémonos, cuales pecados me está perdonando hoy, que parálisis del cuerpo y del alma me está sanando, para que yo pueda levantarme coger mi camilla y comenzar a andar hacia el encuentro del otro, especialmente de aquellos que por diversas circunstancias están más distantes.
Reflexionemos: Este milagro de Jesús perdonando y sanando a este paralitico, manifiesta el gran amor liberador y transformador de nuestro Padre Dios, para con cada uno de nosotros.
Oremos: Maestro bueno, tú conoces mi corazón, mi inteligencia, mi voluntad. Entra en mí, perdona y sana todas aquellas parálisis que me alejan de ti y de mis hermanos. Amén.
Actuemos: Niño de Belén, regálame el don de ser testigo tuyo, como lo fue san Juan Bautista, en humildad, en honestidad, en verdad.
Recordemos: Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralitico: “Hijo tus pecados te son perdonados, levántate, coge tu camilla y vete a tu casa”.
Profundicemos: Jesucristo es el Hijo amado de Dios y él tiene poder para perdonar nuestros pecados, para liberarnos del mal, para sanarnos, para transformarnos desde dentro y hacer de nosotros creaturas nuevas.
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