18 de septiembre 2024

“Hemos tocado y no han bailado, hemos entonado lamentaciones y no han llorado”

(Lc 7, 31-35)

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Miremos hoy como es nuestra fe, porque, como dice el evangelio, si tuviéramos fe dejaríamos de ponerle tantos obstáculos al don de Dios que nos habita: “Hemos tocado la flauta y no han bailado, hemos entonado lamentaciones y no han llorado”. Vivimos a cada momento buscando excusas para no comprometernos con aquello que se nos pide y, en cambio, preferimos seguir viviendo en la inmadurez espiritual. No hay que hacer grandes cosas esperando ser reconocidos o recompensados. En la vida el que agradece todo merece. Quien ama poco o nada, siempre la atención reclama.

 

Preguntémonos: por la calidad de relaciones y la coherencia de vida que llevamos, descubramos con sinceridad en qué podemos cambiar para mejorar desde nuestro interior.

    

Oremos: Señor Jesús, ayúdame a acoger responsablemente el don de la fe que nos has dado en el bautismo. A no tener miedo, y abrir por entero las puertas del corazón para que vivas más en él. Renueva mi interior, y enséñame a amar como tú, sin límites ni egoísmo a quienes pones a mi lado. Amén.

 

Actuemos: con sinceridad y en la medida de nuestras posibilidades, seamos auténticos y más coherentes entre aquello que pensamos, decimos y hacemos.

 

Recordemos: lo importante que es el diálogo para conocer un poco más a las otras personas, y así comprender el porqué de sus reacciones. No juzguemos tanto y oremos más, para que el cambio se dé, en nosotros y en los demás.

 

Profundicemos: Y hagámonos más conscientes de cómo somos, y como quiere Dios que seamos. Volvamos sobre el evangelio de este día y subrayemos los aspectos que nos quedaron más claros.

 

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