“Yo les digo que no juren en absoluto”
(Mt 5, 33-37)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
La presencia del mal espíritu, que a veces se presenta con la apa- riencia del bien, nos puede llevar a aborrecer lo que nos conduce a Dios o, en todo caso, el mal podría engañarnos. Este texto de Mateo nos invita a analizar si nuestras motivaciones buscan realizar la voluntad de Dios o tienen otros intereses. Qué importante es revisar las motivaciones de nuestra fe, porque, a veces, se jura en nombre de Dios para obtener lo que realmente no es de Él. Por ello, bien lo dice Jesús: “No hay que jurar nunca. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes volver blanco o negro ni un cabello. Que su palabra sea ‘sí’, cuando es ‘sí’; ‘no’, cuando es ‘no’”. El Señor nos invita a confiarnos plenamente a su amor. No podemos cambiar nada de nuestro cuerpo, pero Él todo lo puede; en él todo dolor físico cambia, cobra todo su valor.
Tomado de: La Palabra, Pan de vida. Comentario al Evangelio diario 2024, Paulinas – Comentarios: Raúl Enrique Castro Chambi, S.J. y Carlos Cardó, S.J.
Preguntemos: En un mundo donde muchas veces se vive de apariencias, en la mentira e incluso en la post verdad, Jesús nos manda tener un lenguaje claro y hacernos cargo de nuestras propias palabras. ¿Cómo acojo y vivo esta llamada a ser veraz? ¿Qué desafíos tengo o encuentro para poner en práctica este mandamiento?
¿Eres sincero en tu relación con los demás? ¿Te muestras tal como eres o andas escondiendo siempre tu verdadera forma de ser? ¿Mientes o escondes la verdad por respeto?
Oremos: Señor, si perdiese algún día la claridad, confío, que aun allí estaré en tus manos. Pongo de mi parte toda mi voluntad, mi libertad, mi amor, mis deseos, mis ilusiones y proyectos para buscar tenerte siempre como fin. Que siempre te encuentres en mi corazón para que mis labios digan sí, cuando es sí, y no cuando es no. Amén.
Actuemos: Decir siempre la verdad. Las medias verdades también son mentiras. A nivel personal les invito a revisar su conciencia bajo la luz del Espíritu Santo y descubrir en cuáles situaciones de nuestra vida no estamos siendo auténticos y sinceros.
A nivel comunitario les propongo hablar con sinceridad con una persona con la que por respeto humano o temor a dañar la relación no le hemos dicho la verdad que hemos querido decirle.
Recordemos y profundicemos : Jesús es precisamente esto: la Verdad, que, en la plenitud de los tiempos, “se hizo carne” (Jn 1, 1.14), vino en medio de nosotros para que la conociéramos. La verdad no se aferra, la verdad se encuentra. No es una posesión, es un encuentro con una Persona. “Que la palabra de ustedes sea sí, cuando sea sí y no, cuando sea no”.
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