¿Cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme?
(Lucas 1, 39-45)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
En su cántico María pone a Dios al centro de la obra de salvación “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador”. Ella sabe que la iniciativa es Divina, y ella una humilde servidora que ha alcanzado su favor: “porque ha mirado la humillación de su esclava”. Se abandona en total disponibilidad en las manos del Señor para que se cumpla su promesa, reconoce todo cuanto Dios hace y se abre a la fe y la esperanza. Dejándose habitar por la Palabra reconoce la santidad de Dios, su misericordia y su poder liberador que es más fuerte y vence al corazón soberbio y obstinado de los hombres, para tejer una nueva historia caminando a nuestro lado. María nos introduce en la experiencia de fidelidad y salvación.
Reflexionemos: ¿Qué enseñanzas puedo sacar del cántico de la Santísima Virgen María para mi vida?
Oremos: María Madre mía, ayúdame a caminar animada por tus virtudes de fe, amor y confianza en el Dios de Salvación. Amén.
Recordemos: “El Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Actuemos: Buscaré por todo y siempre agradecer al Señor.
Profundicemos: “María, la Virgen, la Madre, nos enseña qué es el amor y dónde tiene su origen, su fuerza siempre nueva. A ella confiamos la Iglesia, su misión al servicio del amor”. Benedicto XVI
Te invitamos a profundizar La Palabra de Dios con el Misal popular .