22 de Enero

«Su familia decía que no estaba en sus cabales».

(Marcos 3, 20-21)

Una de las características del evangelio de san Marcos es el llamado “secreto mesiánico”.  Jesús no quiere ser  reconocido como el Mesías antes de que llegue la hora establecida por el Padre. De hecho Jesús será reconocido como el Hijo de Dios solo en el momento de  Su muerte y su resurrección.

Por ello, durante su vida pública Jesús no fue comprendido ni por los jefes religiosos del pueblo, ni por sus discípulos. Su manera de amar y entregarse a los demás era tan desinteresada, tan generosa y sin reservas que ni siquiera tenía tiempo para comer. Y esta manera de amar era totalmente nueva.

 

Reflexionemos:

Por ello ni su familia logró comprender su amor tan sacrificado y desmedido y hasta llegaron a pensar que estaba loco. Pero si observamos la vida de Jesús desde el nacimiento hasta la Muerte, reconocemos que su amor por nosotros llegó hasta la locura, pues solo un amor apasionado dar la vida como El. ¡Nos amaste hasta perder tu vida Señor!!

 

Oremos:

Gracias Jesús porque nos amaste hasta entregar tu vida en una cruz. Ayúdanos a entrar en tu manera divina de amar, sin condición y sin reservas. Amén.

 

Recordemos:

Jesús fue a casa con sus discípulos y se juntó de nuevo tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales

 

Actuemos:

En los momentos de dificultad y sufrimiento uno mi dolor a la pasión del Señor para tener la fuerza de sufrir con amor.

 

Profundicemos:

«La crucifixión era la pena de muerte utilizada por los romanos desde el 217 a.C. para los esclavos y todos aquellos que no eran ciudadanos del Imperio «Era una tortura tan cruel y humillante y era precedida por el flagelo, infligido con diversos instrumentos, según la procedencia y el origen social de los condenados».  Gerardo Ferrara historiador

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