“El Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que tengan que decir” (Lc 12, 12)
El evangelio de este día nos permite entrar en contacto con la realidad de muerte y persecución que vivieron las primeras comunidades cristianas. Realidad que confrontaba abiertamente su experiencia de fe, pero que a su vez, les permitía experimentar la fuerza y la acción del Espíritu Santo en su vida: “Cuando los conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de lo que van a decir, o de cómo se van a defender. Porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que tengan que decir”. Esta confianza en el Espíritu hacia posible no solo enfrentar con valor las dificultades sino también reconocer el papel protagónico que el Espíritu tenía en la vida de cada creyente, por eso, renegar de él, iba en contra del querer de Dios. Pidamos al señor en este día la gracia de conocer mucho más al Espíritu Santo y confiar nuestra vida a él.
Reflexionemos:
¿Cómo es nuestra relación con el Espíritu Santo?, ¿encomendamos nuestra vida a él?
Oremos:
Abre, Señor, cada día, nuestro corazón y nuestra vida a la acción de tu Santo Espíritu. Danos la gracia de conocerlo mejor e invitarlo a ser nuestro compañero de camino., Amén.
Recordemos:
El Espíritu Santo nos fortalece y anima para afrontar los problemas de la vida.
Actuemos:
Invoquemos en este día, la presencia del Espíritu y pidámosle la gracia de unir nuestra vida más a él.
Profundicemos:
El Espíritu Santo tiene la gran misión de abrir nuestra vida a Dios. Conocerlo nos ayudará a afianzar nuestra relación con él (Libro: Espíritu Santo. Fuente inagotable de Dios en nosotros).