“¡Pónganse en camino!” (Lc 10, 3)
En este día en que recordamos la memoria de san Jerónimo de Estridón, traductor de la Biblia y doctor de la Iglesia, el evangelio nos invita a ponernos en camino para anunciar el Evangelio, aún en medio de las circunstancias difíciles que vivimos: “¡Pónganse en camino! Miren que los mando como corderos en medio de lobos”. Anuncio que precisa de una serie de condiciones para ser fecundo y llegar al corazón de las personas. La primera de ellas, es partir desprendidos de toda seguridad material, pero con la confianza plena en Dios: “No lleven talega, ni alforja, ni sandalias”. La segunda, es ser signo de paz y comunión para las personas con las que entramos en contacto: “Cuando entren en una casa, digan primero: ‘Paz a esta casa’”. La tercera, es compartir con todos los que nos acojan en el seno de sus hogares, recibiendo con sencillez y agrado todo lo bueno que nos puedan ofrecer: “Coman y beban de lo que tengan, porque el obrero merece su salario”. Condiciones que san Jerónimo llevó a su existencia e hicieron posible que muchas personas pudieran conocer las Sagradas Escrituras.
Reflexionemos:
¿Cómo anunciamos la Palabra de Dios en el seno de nuestros hogares o lugares de trabajo?, ¿qué condiciones para anunciar el evangelio nos sentimos llamados a llevar a nuestra vida?
Oremos:
Aumenta en nosotros, Señor, el deseo de orar con tu Palabra, de llevarla a nuestra vida y compartirla en familia, con nuestros amigos, vecinos y conocidos. Amén.
Recordemos:
La mejor manera de anunciar el Evangelio es con el propio testimonio de vida.
Actuemos:
Reservemos un espacio de esta jornada para encontrarnos en familia y orar con la Palabra de Dios.
Profundicemos:
La oración es un medio eficaz para encontrarnos en familia, fortalecer los lazos que nos unen e iluminar las diferentes realidades que vivimos desde la Palabra de Dios (Libro: Con la Biblia y un café. La experiencia de la oración en familia).