“¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que se parecen a los sepulcros encalados!” (Mt 23, 27)
La hipocresía es uno de los grandes males que nos afectan como seres humanos y nos lleva aparentar aquello que no somos; y actuar de manera contraria a lo que creemos o criticamos en los demás. Actitud predominante entre el grupo religioso de los fariseos y que Jesús reprocha fuertemente en este día: “Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre (…) por fuera parecen justos, pero por dentro están repletos de hipocresía y crímenes”. Los fariseos pese a ser los más conocedores de la Ley de Dios, no llevaban a su vida sus enseñanzas, sino que por el contrario, a través de sus exigencias, su falta de humildad y su mirada despectiva a los marginados de su tiempo, deformaban la imagen de Dios que proclamaban. Por eso, Jesús los reprocha con fuerza y les reclama por la muerte de los profetas. Pidamos al Señor, en este día que nos ayude a ser personas auténticas y leales a nuestros principios y valores. Igualmente, a no caer en la tentación de aparentar aquello que nos somos ante los demás.
Reflexionemos:
¿Somos personas auténticas o caemos en la hipocresía?, ¿cómo podemos ser más fieles a las enseñanzas del Evangelio?
Oremos:
Danos, Señor, la capacidad de iluminar cada día nuestra vida desde la Palabra. De ser desde ella, personas auténticas, leales, misericordiosas y capaces de reconocer nuestras propias faltas. Amén.
Recordemos:
Dios nos invita a ser y mostrarnos siempre como somos.
Actuemos:
Revisemos en esta jornada en qué momentos caemos en la hipocresía y cómo podemos superarlos de la mano de Dios.
Profundicemos:
Conocer los rasgos propios de nuestra personalidad, es el primer paso para ser personas libres y auténticas (Libro: Personalidades tóxicas).