“Mientras subía a la montaña, fue llamando a los que Él quiso, y se fueron con Él” (Mc 3, 13)
En el evangelio de este día, Jesús llama a un grupo de Doce apóstoles para que sean sus compañeros y continuadores de su misión. El evangelista Marcos nos permite conocer como Jesús los llama por voluntad propia mientras va de camino a la montaña, lugar de encuentro con Dios. Con este gesto, Marcos evoca los diferentes momentos en la historia de la salvación en los que Dios se manifesta a su pueblo como Moisés en el monte Sinaí y Elías en el monte Horeb. Ahora es Jesús quien congrega un nuevo grupo de hombres que representan las doce tribus de Israel y quienes con su seguimiento reconstruyen el plan de Dios que va más allá de las tradiciones judías, al incluir dentro de sus seguidores a personas poco estimadas en el mundo judío como Mateo, un recaudador de impuestos; Simón, un cananeo y Judas, un traidor. Jesús elige a este grupo de seguidores mostrando que el plan de Dios no busca signos extraordinarios ni actores especiales, sino personas dispuestas a seguirlo pese a sus limitaciones o a su procedencia. Pidamos al Señor, en este día la gracia de aprender a reconocer que pese a nuestras fragilidades o límites personales, él también nos llama a ser continuadores de su Reino.
Reflexionemos:
¿Nos sentimos llamados por Jesús para estar con él y predicar sus enseñanzas?, ¿cómo podemos comunicar el amor de Dios en los diferentes ambientes en los que a diario vivimos?
Oremos:
Gracias, Señor, por renovar en nosotros el llamado a ser tus discípulos y continuadores de tus enseñanzas. Gracias por que nos invitas a estar contigo, alimentarnos de tu Palabra y a compartir con quienes están a nuestro lado todo aquello que recibimos de ti. Amén.
Recordemos:
Jesús nos llama a todos por igual a ser continuadores de su misión.
Actuemos:
Pensemos en esta jornada la manera en cómo podemos compartir y poner en práctica en familia y con nuestros amigos, las enseñanzas que recibimos de Jesús a través de su Palabra.
Profundicemos:
Jesús nos llama a ser sus seguidores y a hacer del anuncio del evangelio un estilo de vida. Lanzarnos a esta aventura llena nuestra vida de alegría y sentido (Libro: Evangelii Gauidium).