“Sintió compasión por ellos, porque andaban como ovejas sin pastor” (Mc 6, 34)
El evangelio de hoy, a través del relato de la multiplicación de los panes y de los peces. nos llama a la compasión y a la solidaridad. Actitudes que nos llevan a preguntarnos como a los discípulos, por los panes y los peces que tenemos, y por la manera como salimos al encuentro de las necesidades de los demás. Jesús mira al corazón de las realidades de las personas que lo siguen y escuchan su mensaje, no solo siente compasión de ellas sino que también se hace cargo de sus necesidades invitando a sus discípulos a obrar el milagro de aprender a compartir aquello que tienen: ¿Cuántos panes tienen?… “Cinco, y además dos pescados”. Pidamos al Señor, que al iniciar este nuevo año, nos ayude a ser personas generosas y serviciales, capaces de compartir con alegría lo mucho o lo poco que tenemos. Así mismo, abrir nuestro corazón para acoger con gratuidad aquello que los demás quieran darnos.
Reflexionemos:
¿Somos personas generosas y serviciales?, ¿cómo podemos aprovechar este nuevo año para aprender a compartir aquello que somos y tenemos con los demás?
Oremos:
Danos, Señor, un corazón solidario y compasivo como el tuyo, abierto a las necesidades de los demás. Un corazón capaz de compartir con sencillez aquello que tiene y encontrar en ello, la mayor fuente de su alegría. Amén.
Recordemos:
Nosotros somos el rostro compasivo y solidario de Dios.
Actuemos:
Ayudemos en este día a alguna familia que esté pasando alguna necesidad económica o espiritual.
Profundicemos:
La vida de los santos nos enseña la manera de aprender a compartir aquello que tenemos y solidarizarnos con el sufrimiento y las necesidades de los demás. San Damián de Molokai nos enseña con su vida el camino para hacer de la solidaridad y la compasión un estilo de vida (Libro: Damián de Molokai. Apóstol de los leprosos).