6 de Junio

“Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”

(Marcos 12, 13-17)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

El tributo al Cesar, era un impuesto imperial, que imponían los romanos a los judíos desde el año seis después de Cristo, este impuesto era odiado por los judíos, pues los sentían como una forma de pertenencia al emperador Tiberio y peor porque lo cobraban los publicanos, es decir hebreos que obtenían ganancias de este tributo. La respuesta que da Jesús a la pregunta es clara: “devuélvanle al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”, recordándonos así la soberanía absoluta del único Dios, devolviendo lo que es de él, es decir instaurando el reino de justicia, de paz y de amor que él había prometido, pero para ello hay una condición: convertirse y creer en el evangelio.

 

Reflexionemos: La pregunta que los fariseos le hacen a Jesús es hipócrita, quieren hacerlo caer ante el pueblo y las autoridades civiles para poder acusarlo. De hecho es la segunda discusión que tiene Jesús con los  jefes.

 

Oremos: Señor Jesús, muéstrame el camino, quiero servirte a ti, único Dios y Señor, y no dejarme llevar por los ídolos, por lo que hoy es y mañana ya no existe. Amén.

 

Actuemos: Señor quiero descubrir hoy que me esclaviza, que me hace perder la libertad, que dioses están mandando en mi vida y que me alejan de ti y de tu reino.

 

Recordemos: Devuélvanle al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. 

 

Profundicemos: Señor ayúdame a entender lo esencial: si soy hecho a tu imagen y semejanza, debo tenerte solo a ti como único Dios y Señor y no a la moda, la política, la belleza, lo efímero.

 

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