31 de agosto 2024

“Has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu señor”

(Mt 25, 14-30)

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Queridos amigos, no hay nada que poseamos que no lo hayamos recibido como don y gracia del Señor: la vida, la familia, el trabajo, los bienes materiales, la inteligencia, la salud, etc…podríamos seguir enumerando muchas cosas, pero quedémonos en éstas para acoger el mensaje del Evangelio hoy. Jesús, dirigiéndose a los discípulos y, también a cada uno de nosotros, nos invita a vigilar sobre la disposición de nuestro corazón para el día de nuestro encuentro definitivo con el Señor. Y para una mayor comprensión de su mensaje nos habla a través de una parábola de un hombre que se fue de viaje, pero antes de partir, llama a tres de sus servidores y le confía el cuidado de sus bienes. A uno le confía cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad para que los trabaje hasta su regreso.

Aquí, volvemos a encontrarnos con el valor del tiempo para hacer rentable la administración de los bienes comunes que nos han sido confiados.

Desde esta óptica de la temporalidad, si sabemos usar el momento presente, con una fidelidad creativa, tendremos frutos abundantes y podremos alcanzar el premio eterno como reconocimiento del esfuerzo personal que responde a la confianza que el Señor deposita en cada uno: “Entra en el gozo de tu Señor”.  De lo contrario, si nos dejamos ganar de la pereza, la indiferencia, el conformismo y el derroche, y justificamos el miedo al riesgo, conservando intacto, en una fidelidad estéril, el don recibido, sufriremos las consecuencias.

 

Preguntémonos: Todo lo que llega a nuestra vida por muy simple o insignificante que parezca, tiene un valor. La consideración que hagamos de ello, nos puede abrir las puertas a al cielo o puede hacernos perder el gozo eterno ¿considero mi paso por este suelo como efímero y me entrego confiando en tu amor?

    

Oremos: Señor, concédeme un corazón libre para amar y para actuar, teniendo presente que este es el momento para producir los frutos que tú esperas de mí. Amén.

 

Actuemos: Ser fiel y creativo en cada una de las tareas asignadas.                        

 

Recordemos: “Estén en vela, porque no saben qué día vendrá su Señor”.

 

Profundicemos: “Doy gracias a mi Dios continuamente por ustedes, por la gracia de Dios que se les ha dado en Cristo Jesús; pues en Él han sido enriquecidos en todo: en toda palabra y en toda ciencia; porque en ustedes se ha probado el testimonio de Cristo, de modo que no carecen de ningún don gratuito, mientras aguardan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo” (1 Co 1, 4-25).

 

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