26 de Marzo

“Nuestro amigo Lázaro está dormido; voy a despertarlo”

(Jn 11, 11)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Llegamos hoy al último domingo de Cuaresma y el evangelio nos lleva a Betania para ser testigos de la resurrección de Lázaro. Lugar marcado por la amistad y el encuentro que Jesús tenía con Marta, María y Lázaro, pero que con la enfermedad y muerte de este último, es puesta a prueba ante la negativa inicial de Jesús para ir a sanarlo: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”. Sin embargo, es este acontecimiento el que permite que tanto Marta como María puedan fortalecer mucho más su fe en Jesús y reconocerlo como el Mesías y el Hijo de Dios: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá para siempre”. Pidamos al Señor, en este día que renueve en nosotros el don de la fe, para que como Marta y María podamos creer en él y permanecer firmes, aún en los momentos más difíciles que llegan a nuestra existencia como la muerte.

 

Reflexionemos: ¿Qué nos enseña la fe de Marta y María?, ¿creemos que Jesús es la resurrección y la vida?

 

Oremos: Ayúdanos, Señor, a no dejar que ninguna realidad adversa de nuestra vida, nos lleve a desconfiar de tu poder y de tu compañía. Amén. 

 

Recordemos: Jesús siempre sale a nuestro encuentro en los momentos más difíciles de nuestra existencia.

 

Actuemos: Pidamos perdón al Señor en este día por las veces en que hemos dudado de su presencia y de su poder sanador sobre nosotros.

 

Profundicemos: Dios nos acompaña en todo momento, pero muy especialmente en las circunstancias difíciles que la vida nos presenta como la muerte o la enfermedad (Libro: El duelo. Guía y orientaciones prácticas).

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