24 de julio

“Cayó en tierra buena y dio fruto”

(Mt 13, 1-9)

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Hemos contemplado a Jesús recorriendo todas las aldeas de Galilea, hoy lo encontramos sentado a la orilla del mar. Como acontece siempre, también hoy las muchedumbres se apiñan junto a Él para escuchar su Palabra; Él les habla en parábolas. Escuchemos de sus labios la parábola del sembrador:  

El sembrador salió con el anhelo de esparcir la semilla por doquier para dar a todo terreno la posibilidad de fructificar; con este gesto generoso Jesús expresa su deseo de salvar a todos y por ello ofrece a cada persona su Palabra salvadora sin condición. Será la actitud de quien recibe, que permitirá o no la experiencia personal de ser salvado. 

La Palabra del Señor que cae en un corazón disperso, al quedar en la superficie muy pronto será olvidada. La Palabra que cae en un corazón endurecido, no teniendo como echar raíces, se secará; y la Palabra que cae en un corazón ofuscado, será sofocada por las dificultades y problemas de la vida; solo quien acoge la Palabra con corazón abierto y bien dispuesto podrá experimentar la salvación.

 

Preguntémonos: cuando escucho la Palabra del Señor, ¿cómo suele estar mi corazón: disperso, endurecido, o agobiado por los problemas de la vida?  ¿Cómo quiero prepararme para acoger la Palabra del Señor?  

   

Oremos: Señor, tu Palabra es viva y eficaz, pero no siempre la recibo con corazón bien dispuesto; ayúdame a superar las dificultades que me impiden acogerla, quiero dejarme salvar por ti “Palabra viva”. Amén.   

 

Actuemos: Quiero mantener mi corazón abierto y bien dispuesto para acoger la Palabra del Señor que siempre tiene poder transformador.

  

Recordemos: “Otras semillas cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga oídos, que oiga”.                                

 

Profundicemos: “Señor, ¿a quién iremos?, solo tienes palabras de vida eterna”. Pedro siente que las palabras de Jesús no son palabras vacías ni engañosas. Junto a él han descubierto la vida de otra manera. Su mensaje les ha abierto a la vida eterna. ¿Con qué podrían sustituir el Evangelio de Jesús? ¿Dónde podrán encontrar una Noticia mejor de Dios? (José Antonio Pagola).

 

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