Tercera Semana de Cuaresma.
“Lo que hará el Padre celestial con ustedes,
si cada uno no perdona a su hermano”
Permitamos que la Palabra del Señor toque nuestra vida.
Los discípulos están profundamente sorprendidos al oír a Jesús que dice: amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen. El amor al enemigo no hace parte de la fe judía ni, de otras religiones. Es una de las perlas más preciosas de la propuesta de “mundo nuevo” traída por Jesús. Por ello, Pedro se le acerca con una pregunta muy concreta que les ayude a vivirla:«¿Cuántas veces he de perdonar a mi hermano cuando me ofenda?». Y se adelanta proponiéndole: «¿Hasta siete veces?».
Jesús le responde «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete». Ellos probablemente conocían este dicho que hace alusión a la venganza: «Caín fue vengado siete veces, pero Lámec será vengado setenta veces siete». Pero Jesús, en este momento se la apropia para afirmar que el perdón al hermano no tiene límites.
Y para ayudarles a comprender esto contó la parábola del siervo sin entrañas: a quien su amo movido a compasión le perdonó una deuda enorme, y acabó en la cárcel, porque olvidándose de la compasión que había recibido, trató cruelmente a su compañero por unos pocos pesos que le debía. Y Jesús concluyó: lo mismo hará mi Padre con ustedes si no perdonan de corazón al hermano.
Reflexionemos:
¿Cómo resuena en mi corazón la palabra de Jesús? ¿Estoy dispuesto a perdonar? Señor dame un corazón compasivo!
Oremos:
Señor, tantas veces me alejo de tu amor oponiéndome a tu voluntad, y Tu siempre me miras con tierna compasión; no permitas que se endurezca mi corazón ante la fragilidad de quienes pones a mi lado como regalo de tu amor. Amén
Recordemos:
El compañero cayó a sus pies y empezó a rogarle: ‘Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré’. Pero el otro no quiso, sino que fue y lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara lo que le debía.
Actuemos:
Con la ayuda del Señor quiero estar siempre dispuesto a perdonar.
Profundicemos:
“El que es incapaz de perdonar, es incapaz de amar” Martin Luther King